Bienvenidos nuevamente al blog de la Fundación Los Sueños de Maleja, donde abordaremos un tema de gran importancia en el ámbito de la salud mental: las autolesiones no suicidas (ALNS, por sus siglas en español) y su relación adictiva con las endorfinas. Las autolesiones no suicidas (ALNS) son un problema de salud mental grave y persistente que afecta a millones de personas en todo el mundo. Estas conductas, que se manifiestan principalmente entre adolescentes y jóvenes de 10 a 25 años, reflejan una expresión de regulación emocional patológica. Se han asociado con una serie de factores de riesgo, como el abuso infantil, los trastornos de la personalidad, del estado de ánimo y de ansiedad.
Como psicóloga clínica, he observado el profundo impacto devastador que las ALNS pueden tener en las personas, particularmente en los adolescentes y adultos jóvenes. Estas acciones pueden causar un sufrimiento emocional significativo, así como problemas físicos, sociales y académicos.
Este fenómeno complejo y multifacético merece una atención profunda. Nuestro objetivo es proporcionar una comprensión integral de las ALNS, así como ofrecer información sobre las causas y manifestaciones de las ALNS para poder diseñar intervenciones efectivas que aborden sus raíces subyacentes.
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Las ALNS se definen como la destrucción deliberada, autoinfligida de los tejidos del cuerpo, sin intención de suicidio y sin propósito de ser sancionada por la sociedad. Conterio y Lader (1998), las definen perfectamente como: “Un lenguaje específico de dolor que comunica el sufrimiento del pasado y el trauma actual, que se expresa en voz alta mediante la repetición de lesiones infligidas en el propio cuerpo que representan las lesiones ocasionadas por la situación traumática original”.
Pueden manifestarse de diversas maneras, desde quemaduras hasta golpes, pellizcos, perforaciones con objetos punzantes e incluso la inserción de objetos bajo la piel. Puede implicar el uso de objetos afilados como hojas de afeitar, cuchillos o tijeras, para infligir cortes, marcas o rasguños en el propio cuerpo; inclusive el arrancarse pelos o cabellos. Estos actos, de índole grave y persistente, aunque parezcan desconcertantes o inexplicables para muchos, revelan un patrón de conducta resistente que refleja la urgencia de aliviar el malestar emocional intenso o abrumador.
A menudo, estos comportamientos encuentran su origen en emociones no reguladas, circunstancias difíciles como traumas o abusos, la presión social, influencia de sus pares o antecedentes familiares de autolesiones. Además, los cambios hormonales y el estrés pueden aumentar el riesgo de desarrollar estas conductas. Para la Sociedad Internacional de Autolesión, en la mayoría de los casos de ALNS, se originan por un ambiente de invalidación emocional, “aquél donde la comunicación de experiencias privadas e íntimas es recibida por respuestas erráticas, inapropiadas o extremas”, es decir, cuando algún suceso negativo o malestar ocurre, sus padres, tutores o responsables no les creen, no los escuchan, se burlan o no le dan importancia.
Intentando dar explicación al por qué los adolescentes y jóvenes usan las ALNS como conducta de manejo a sus problemas, se han empleado diversos modelos explicativos. El principal modelo es el Four-Function-Model (FFM). Según Vega et al (2018), el modelo caracteriza las ALNS de acuerdo con el tipo de refuerzo que se quiere obtener y la función que cumplirá:
Las autolesiones suelen tener un inicio impulsivo, pero para muchos adolescentes, una vez iniciadas, se vuelven cada vez más frecuentes. El acto de autolesionarse proporciona un alivio momentáneo a las emociones dolorosas, creando así un ciclo adictivo que resulta desafiante de romper.
Una de las explicaciones más aceptadas sobre la dificultad o incapacidad de detener este comportamiento es la liberación de endorfinas. La endorfina es un opioide endógeno natural y un neurotransmisor producido por el cuerpo que se libera como respuesta a la ansiedad, el dolor, el estrés o la ira, generando un efecto relajante y ansiolítico que provoca sensaciones de calma, bienestar y alivio del dolor. Neurobiológicamente, los niveles de la hormona ACTH y cortisol en condiciones normales ante una situación de estrés aumentan y disminuyen los niveles de opioides como la endorfina. Cuando se produce la ALNS, la situación estresante se elimina reduciendo el dolor mental y produciendo la liberación de los opioides que hacen disminuir los niveles de hormona ACTH y el cortisol. Esos opioides liberados generan la regulación de la afectividad positiva produciendo las sensaciones de placer tras la ALNS (Blasco-Fontecilla, 2016). Esta liberación crea la experiencia placentera, pero también puede conducir a una adicción a estas sustancias, similar a las sustancias psicoactivas que afectan el sistema de recompensa del cerebro, generando la dependencia.
Este efecto es solo temporal. Con el tiempo, el cuerpo puede desarrollar tolerancia a las endorfinas, lo que significa que necesita más y más autolesiones para obtener el mismo efecto. La ALNS puede transformarse en un tipo de síndrome de abstinencia y pérdida de control si no se practica durante un tiempo. Esto se debe a que el cuerpo se ha acostumbrado a recibir una dosis de endorfinas y, al no recibirla, experimenta malestar, manteniendo así un ciclo contraproducente.
A pesar de proporcionar solo alivio temporal, dejar de autolesionarse es un desafío considerable. Cuanto más se practica, más arraigada se vuelve la necesidad de continuar, estableciendo un vínculo entre el acto y el alivio emocional. Las ALNS se convierten entonces en una forma de adicción, lo que puede dificultar el abandono de este comportamiento.
La relación entre las ANS y la adicción es un tema complejo que ha sido objeto de debate entre los expertos. Sin embargo, un análisis de foros en línea sugiere que está explicación puede ser acertada, ya que quienes participan de estos foros informan de la necesidad compulsiva de hacerlo, y experimentar síntomas de abstinencia cuando no se autolesionan. La gran mayoría de las personas que reportan y discuten estas conductas en dichos foros se refieren a las ALNS como una “adicción”.
Es crucial comprender que, aunque las endorfinas generen un alivio temporal, la ALNS no es una solución sostenible.
Las ALNS presentan complejidad debido a su carácter privado y oculto, así como a la estigmatización asociada. Este carácter privado hace que sea difícil identificar a las personas que se autolesionan, y la estigmatización puede disuadir a las personas de buscar ayuda. En Colombia, por ejemplo, el Ministerio de Salud y Protección social (Minsalud, 2015) informó que un 16.5% de adolescentes entre los 12 y 17 años informaron haber tenido en algún momento de sus vidas, al menos una conducta autolesiva.
Es importante resaltar que las ALNS han ido en aumento durante estos últimos años y en concreto desde la pandemia mundial (SARS-CoV-2), debido al deterioro en la salud mental de nuestros niños y adolescentes. Zetterqvist et al. (2023), explican en su investigación que este incremento se debió a la disminución de la autoestima por la falta de socialización y apoyo durante pandemia. De una muestra de 1060 adolescentes se mostró que en el 40.9% prevaleció la práctica de las ALNS y las tasas más altas se observaron en el sexo femenino.
En esta complejidad debe destacarse también, referente al suicidio y las ALNS que no son conductas que conduzcan la una a la otra, ni necesarias una a la otra para llevarlas a cabo (Ospina et al, 2019). Las ALNS y el suicidio son dos entidades distintas, pese a compartir algunos factores de riesgo. Una misma persona puede presentar ambas conductas sin relación alguna, generalmente en períodos de tiempos diferentes (González, 2016).
Estas complejidades resaltan la necesidad de abordar las ALNS no solo desde una perspectiva emocional y psicológica, sino también desde un enfoque de salud pública y prevención.
Dejar de autolesionarse es un desafío, pero es posible. El primer paso es comprender la raíz del problema. ¿Qué emociones o pensamientos están causando que la persona se autolesione? ¿Hay algún trauma o trastorno subyacente que necesite tratamiento?
Romper con este hábito exige determinación, valentía y fortaleza, respaldadas por el apoyo de personas comprensivas y afectuosas.
Ante cualquier señal de alarma es imperativo que las personas que participen en una ALNS busquen ayuda y acudan a un profesional de la salud mental lo antes posible. Independientemente de los factores subyacentes, está claro que la ALNS es un problema complejo y multifacético que requiere un enfoque integral de tratamiento, además si las ALNS se pueden caracterizar como una adicción, los enfoques de tratamiento podrían ajustarse a los tratamientos de adicciones conocidos. Estos enfoques deben estar diseñados de acuerdo con las necesidades individuales y debe incluir una intervención temprana que pueda ayudar a prevenir el desarrollo de problemas de salud mental más graves.
El tratamiento puede incluir terapia individual, terapia de grupo, terapia familiar y apoyo continuo de sus seres queridos. La terapia es fundamental para romper con el ciclo de las autolesiones y promover una salud emocional duradera. Un terapeuta puede ayudar a comprender las emociones, a desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y a construir una red de apoyo. Una red de apoyo es esencial para crear un entorno seguro y comprensivo donde la persona afectada pueda compartir sus sentimientos y preocupaciones sin temor al juicio o la estigmatización.
La concientización, el apoyo emocional y la intervención profesional son elementos clave en el camino hacia la recuperación y el bienestar emocional sostenible. Por ejemplo, la concientización puede ayudar a las personas a comprender sus propias experiencias y a buscar ayuda. El apoyo emocional puede proporcionar a las personas la fuerza y el aliento que necesitan para superar este desafío. La intervención profesional puede ayudar a las personas a desarrollar estrategias de afrontamiento saludables y a abordar los problemas subyacentes que pueden estar contribuyendo a sus ALNS.
En conclusión, creo firmemente que la comprensión de la relación compleja entre las ALNS, las endorfinas y la formación de hábitos es crucial para abordar este problema de manera eficaz. Esta comprensión debe conducir a una intervención cuidadosa, la definición de tratamientos eficaces y los esfuerzos de prevención, con un enfoque multidisciplinario.
Al reconocer el papel que desempeñan las endorfinas en las ALNS, podemos trabajar con las personas en la concientización y el apoyo emocional para desarrollar estrategias de afrontamiento saludables y promover el bienestar emocional sostenible a largo plazo.
Si tú o alguien que conoces está enfrentando este tipo de desafío, no dudes en pedir ayuda. La concientización, el apoyo emocional y la intervención profesional, son esenciales para romper el ciclo y construir una vida más equilibrada y saludable. En la Fundación Los Sueños de Maleja, estamos comprometidos a apoyarte en tu camino hacia la recuperación y el bienestar emocional sostenible.
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¡Espero que este blog te haya sido de utilidad y contribuya a la concientización y comprensión de las ALNS!